Fue fundada, junto con Nuestra Señora de Loreto, por los Padres José Cataldino y Simón Masseta en 1610. El Padre Antonio Ruiz de Montoya condujo el éxodo de 12.000 aborígenes a través de las selvas y los ríos de la región. Luego de varios asentamientos temporarios, en 1696 se estableció definitivamente. En su apogeo llegó a contar con una población de 4.500 guaraníes. Expulsados los Jesuitas en 1767, San Ignacio Miní sobrevivió hasta que fué destruída, como otros pueblos, durante la guerra de fronteras de 1817. A pesar de ello, un grupo de guaraníes al mando del Cacique Cristaldo, volvió a asentarse en el lugar. Esta repoblación no prosperó porque las tropas paraguayas asolaron los pueblos paranaenses en 1821.
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